domingo, 9 de noviembre de 2008

La felicidad y la satisfacción.


Ha llegado el momento de hablar un poco sobre la felicidad.
He leído mucho últimamente sobre este tema. Desde Aristóteles y su "Ética a Nicómaco" hasta los más recientes libros de divulgadores, filósofos y sicólogos.
Me ha sorprendido que en los últimos años hayan aparecido multitud de "best sellers" sobre la felicidad. Sin duda, el público, nosotros, estamos preocupados por una felicidad que no conseguimos encontrar, que se nos escapa a pesar de disponer de medios materiales, de recursos culturales, de casi todo. Casi.
Tradicionalmente, los filósofos se ocuparon poco de la felicidad. Quizá no tenían una demanda como la que existe hoy. Es tanta, que los editores falsean los títulos de los libros, ya que todo lo que lleve "felicidad" en la portada, se vende. Así, por ejemplo, el libro de Lou Marinoff "El ABC de la felicidad" se titula en la versión original "The middle way".
Como resultado de mis lecturas he sacado la conclusión de que los filósofos antiguos escribieron poco y mal con respecto a la felicidad. Y además, no estaban de acuerdo.
Sin embargo, en los pensadores actuales podemos encontrar una rotunda unanimidad: No busques la felicidad en otras cosas ni en otras personas. La felicidad está en tí mismo, en tu mejora personal.
Pero vamos a hilar más fino. Hay que distinguir entre felicidad y satisfacción. La felicidad es cosa del momento: cuando tu equipo gana la Champions, o te comes un cocido en su punto o te regalan un buen libro. Yo no estaba hablando de esta felicidad. El placer, la euforia, son momentáneos. Estaba hablando de algo más duradero: estar satisfecho de tu vida.
Estar satisfecho de tu propia vida, de tí mismo, no implica una búsqueda, no es conseguir una meta, es disfrutar del camino que te toque recorrer, hacer bien tu trabajo, ser tú mismo. En el camino, te acercarás cada vez más a la autorrealización, aunando acción y conocimiento, actuando y aprendiendo. Nunca llegarás a la autorrealización plena; la satisfacción está en ese acercarte progresivo. Para ello, puedes ayudarte de cosas y, sobre todo, puedes ayudarte de otras personas. Estarás más satifecho de tu vida, si los tuyos también lo están. Pero no dependas de nada ni de nadie.
Te he dado una buena noticia: La satisfacción, la verdadera felicidad, está en tus manos.

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